Scott había trabajando con varias empresas de diseño web durante los últimos años, pero el resultado nunca le había dejado satisfecho.

Buscaba una web que tuviera un aspecto limpio, amigable y útil para sus clientes, pero las soluciones que le proponían eran siempre complicadas de usar y visualmente demasiado "llenas de diseño" (según sus palabras).

En realidad lo que Scott quería no es algo tan fácil de conseguir, pero es precisamente lo que me gusta hacer: diseños atractivos pero sencillos de entender y usar por parte del cliente y de sus usuarios.

Uno de los requisitos del proyecto era poder actualizar los productos fácilmente siempre que lo necesitaran, sin que tuvieran que acudir a mi o a otro desarrollador.

Para conseguirlo monté un backend sencillo de manejar con el que cualquier persona de su equipo puede cambiar/añadir/modificar productos o series fácilmente sin correr el riesgo de "romper" el diseño original o la funcionalidad.